California, 1971. Un joven ambicioso trata de abrirse camino en la industria del cine de terror y bajo presupuesto. Dividido entre el desorden de sus rutinas familiares y sus escarceos en la vida disipada propia de la profesión, la frustrante realidad de sus posibilidades en el oficio entra en pugna con sus aspiraciones como artista, mientras los acontecimientos se suceden guiados por la fatalidad y también por una cierta banalidad. Al fondo, las eternas bocinas de Los Ángeles.
Sammy Harkham nos sitúa en un momento crucial para la evolución de la industria, el tránsito entre el último estertor de los grandes estudios y el auge del cine independiente, para abordar temas como paternidad, sexo, creación, emigración, los albores de Hollywood y el Holocausto judío, y erigir de paso una novela gráfica total.